Un parque, un día agradable y un grupo de personas con ganas de dejarse llevar.
Esto fue más que suficiente para vivir una mañana relajante y despreocupada en la que aprendimos a meditar.
Cerramos los ojos e imaginamos diferentes escenarios relajantes, olores, vistas hermosas, etc. Todo encaminado a fomentar la tranquilidad y la calma.